martes, 8 de julio de 2014

La Dualidad

¿En algún momento de tu vida te has parado a pensar realmente cuantas personas conviven dentro de ti?

¿Cuantas veces has pensado que a pesar de lo grande que es el mundo, para ti también es pequeño, porque vayas a donde vayas siempre parece que estás como en casa?

Parar y conocer que dentro de nosotros existe un lugar al que puedes  llamar el centro de ti misma/o, un espacio igual al que, desde su imaginación, Julio Verne llamó el centro de la Tierra, te puede ayudar a conocer que tu también eres ese caracol, a saber que te desplazas con tu casa a cualquier lugar donde vas. Esa seguridad que aporta tu "hogar", es lo que te retira de la necesidad de pertenecer a algo exterior, de tener que estar protegido/a por ideales o creencias comunes. Tu propio "hogar" te ayuda a mantenerte alejado/a de esas tendencias llamadas nacionalismos, exaltación de tu tierra, de tu lengua, costumbres, equipo de fútbol, partido político, religión y fe mal entendidas, movimientos sociales, etc...

En demasiadas ocasiones, basamos nuestra dualidad como personas, en la ética que marca nuestra conciencia. Lo que no llegamos a comprender es el hecho de que ética y conciencia son dos factores muy alejadas una de la otra. Cuando la parte de dualidad ética la basas desde el ámbito de una definición, puedes percibir como tu mente ejerce ese poder como parte lógica de tu ser. Por contra, esa otra dualidad de tu persona, ese otro yo llamado conciencia, nace con el impulso de ser mucho más. Tu conciencia es capaz de superar, sin que lo sepas, a tu mente.

Tu mente es esa parte de dualidad lógica, ética y razonable de tu persona, la que se mueve por esos impulsos llamados puntos de vista, creencias, las programaciones al papel que estás interpretando en cada momento de tu vida...

Tu otro yo, la dualidad que afecta a tu conciencia, es la pureza de ti misma/o, sin importarle si lo fundamental para ti es ético o no. Lo importante para ella es hacer las cosas desde el corazón y, desde ese grado de transparencia, todo se termina por convertir en algo puro.

Dividir las cosas que ocurren en tu vida como buenas o malas, es la primera ley de la "dualidad". Existe una hermosa frase que dice "ama y haz lo que quieras"(San Agustín).

Posiblemente, ha llegado el momento de hacerte esas preguntas fundamentales para empezar a conocer quién, dentro de esa dualidad de tu ser, domina tu vida...

¿Por qué no estoy haciendo las cosas que realmente quiero hacer? ¿Qué me impide hacer lo que quiero hacer? ¿Quién me impide hacer lo que dicta mi corazón, mi conciencia?

La dualidad existe en ti, inclinar la balanza en un sentido o en otro... tu decisión.

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