lunes, 13 de abril de 2015

El Valor de la Coherencia

Dado que me apasionan tanto los valores, y desde que descubrí que toda mi vida está basada en ellos, la Certificación de Coaching en Valores me ayudo a todo esto, cada día estudio, me informo, y pongo en práctica todo lo relacionado con los valores, y cada semana trato de honrar uno. Esta semana se trata del valor de la Coherencia.

Es muy importante para mí, comenzar por saber que significa según el diccionario cada palabra, para después relacionarla con el significado que tiene para mí, que no está sustentado en otra cosa que no sean mis propias vivencias. Al fin y al cabo, por eso le damos valor a los valores, porque están sujetos en nuestras creencias.

Si buscamos en el diccionario el significado de coherencia dice:

coherencia.
(Del lat. cohaerentĭa).
1. f. Conexión, relación o unión de unas cosas con otras.
2.f. Actitud lógica y consecuente con una posición anterior. Lo hago por coherencia con mis principios.

Para mi la coherencia, es que lo que piensas, dices y haces van unidos, de la mano y en la misma dirección, es decir, están alineados. No pueden ser contrarios. En este caso es una incoherencia total.

No se si está en la misma línea con el significado que tu le das a este valor, en cualquier caso, para mí es el que tiene. Y digo esto, en este momento dado, porque para mí es un Valor que hasta el día de ayer no me había causado mucho malestar.

Me explico, no formaba parte de uno de mis valores fundamentales, lo creía totalmente integrado en mí, y anoche en una conversación con mi marido, tuve una toma de conciencia brutal, tanto que me ha tenido toda la noche rumiando muchos de mis malestares y de mis satisfacciones también.



Descubrir hace ya un tiempo, que si tus pensamientos (al fin y al cabo son el inicio de todo), tus palabras, y tus acciones están alineadas, tus resultados y emociones serán lo que tu deseas, fue toda una revolución. Al mismo tiempo fue una enorme responsabilidad que con sumo gusto asumí y que cada vez practico más y más. Al final yo soy la única responsable de todo lo que ocurre en mi vida, para bien y para mal.

El caso es que ayer fue un día cargado de emociones intensas, y puse toda mi atención, durante todo el día, a cada una de ellas. Esto me hace sentir bien, pues llegado este punto de mi vida, he alcanzado la serenidad que quería.

¿Por qué la toma de conciencia brutal? Pues porque ser mamá, trabajadora y jugar a ser empresaria y no morir en el intento, es cuestión de poner los valores en orden.

Anoche discutimos mi hija y yo, y lo hicimos pues por las cosas que venimos discutiendo las mamás y las hijas: poner las cosas en orden, hacer tareas que nos gustan menos, jugar,..... Hasta aquí todo normal. Lo que le hizo a mi marido tener una conversación conmigo fue lo mal que me sentí cuando mi hija se fue a la cama, y como al sentir remordimiento, estaba dispuesta a cambiar mi actitud (pensé de diferente manera, con lo que lo que quería hacer era diferente a lo que acaba de decir y hacer). ¿No tengo derecho a cambiar de opinión? Sí, pero con coherencia.

Convertirme en mamá ha sido, sin duda, lo mejor que me ha pasado en la vida. Criar a mi hija, la mejor experiencia y también la mayor responsabilidad.

Observar como actúan tus hijos es, para mí, la mejor manera de observar como actúas tu, porque son capaces de imitarte a la perfección. Es su manera de aprender. ¿Qué pasa cuando lo que ves en ellos no es de tu gusto y tratas de cambiarlo para que mejoren? Que debes comenzar por ti, por observar como actúas tu para comenzar el cambio en ti y así poderlo hacer con ellos, ¿básico no?

Hay comenzó nuestra batería de preguntas: ¿por qué actúa así, que hace que siempre repita el mismo comportamiento, el mismo juego,.. Qué hacemos nosotros, como lo interpreta ella, que ve en nosotros para que ella actúa de esta manera, ...?

No se trata de hacer juicios, para nada, se trata de observar con calma todo, para hacer las mejoras que queremos y seguir creciendo como personas y familia.



Los valores se transmiten con el ejemplo, y la coherencia no es un valor diferente. Si las mamás y papás son coherentes con lo que dicen y hacen, en cualquier faceta, sean con los amigos, con la familia, en el trabajo y como no, en casa, nuestros pequeños lo entenderán así. En cambio, cuando existen contradicciones entre lo que decimos y hacemos comenzamos a crear la confusión y comienzan las dificultades.

Leí que: “En la educación de los niños, el valor de la coherencia se entiende como una característica de la autenticidad en la vida. La coherencia es lo que da sentido a la fidelidad, a la honestidad, a la sinceridad y a otros tantos valores que van relacionados”.


Es decir, si somos las responsables de la educación de nuestras/os hijas/os, en mi caso primordial una Educación en Valores, y para que la coherencia forme parte de nuestra vida (vuelvo a repetir, somos los responsables de la nuestra, y todo empieza por el pensamiento), transmitirla para que forme parte de la vida de mi hija es todo un reto, que conlleva un esfuerzo, que estoy dispuesta a sumir, para enseñar a mi hija la coherencia.

Como ya he dicho, ayer fue un día cargado de emociones. He contado el valor de la coherencia en mí, relacionado con mi familia. La otra gran parte que soy además de mamá, es, como acabo de decir trabajadora. Y aquí es donde, este valor cobra valor, en la empresa y en la relación entre los compañeros de trabajo, socios, o nuestros propios empleados.

Los valores de la empresa deberían, verse, oírse e incluso respirarse al entrar en ella y que todo lo que se hiciera fuera coherente con los mismos. Si la empresa no trabaja para que los valores sean una realidad, si los empleados los conocen, o no los comparten, seguramente nos encontremos con comportamientos incongruentes. Y todo lo contrario. Gran parte del éxito y fracaso de la empresa depende de esto.
Desde aquí mi agradecimiento a mi amiga y compañera Ana C, por el aprendizaje de ayer en relación a la coherencia.

Hoy quiero compartir contigo un cuento sobre la coherencia.

"Estaba un campesino sentado junto a un arroyo y vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.
El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
Perdone, pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?”.
El maestro respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar”. Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño, sólo toma precauciones. Algunos persiguen la felicidad, otros la crean. Tenlo presente siempre".

¿Qué te ha sugiere a ti este cuento sobre la coherencia?

Gracias por compartirlo con nosotros.


Isabel Misas Gónzalez

Coach&Trainer Empresarial y Personal





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