lunes, 6 de abril de 2015

¿Y Ahora qué?

Definitivamente puedo afirmar que esta pasada Semana de Pasión ha sido para mi una semana muy diferente a otras vividas con anterioridad. Una semana cargada de conversaciones, emociones y sentimientos que, en muchas ocasiones, han logrado ponerme lo que aquí llamamos " la piel de gallina"...

Muchas personas que me conocen,pueden estar pensando que he tenido que vivir momentos muy especiales en los desfiles procesionales para sentirme de esta manera. Es verdad, los he vivido y he podido disfrutarlos. Esos momentos ya han quedado grabados en mi retina y almacenados en un lugar muy especial de mi mente... pero hoy no quiero hablar de esos momentos y si de esos otros que he observado como hay personas que utilizan la manipulación emocional con el único fin de hacer a otra persona sentirse culpable.

¿Por qué alguien puede estar interesada/o en utilizar estas "artimañas" emocionales?

Por algo tan sencillo y complaciente para algunas de esas personas que las utilizan a diario en su vida personal, familiar o profesional... les encantan sentirse líderes sobre alguien, les gusta contemplar el dolor en quien cede a sus presiones y por último les encanta la sumisión de la otra persona.

Hace unos días escribía una primera reflexión sobre este mismo tema en mi muro personal de Facebook. En dicha reflexión decía lo siguiente:

" Una acción nunca puede excluir el pensamiento de quien lo realiza. Existen personas que no aceptan que lo que hacen no altera su intención y que eso es el verdadero contenido de su actitud. Hastiado de actos emocionales llenos de violencia".

Esta pasada semana he sido testigo de actos emocionales llenos de violencia, desde la actitud de una persona y desde el uso que ha hecho de la palabra para dirigirse hacia personas que forman parte de su entorno más cercano.

Ciertas personas que forman parte de esta sociedad actual, no son concientes o no desean serlo, de que la convivencia en sociedad tiene esa base de referencia lógica que habla de que el ser humano puede lograr una mayor seguridad y posibilidades de supervivencia si colabora y conecta con el resto de sociedad. Sin embargo, estas mismas personas desde sus actitudes, no quieren ser conscientes que del mismo modo que la sociedad colabora para la preservación de una familia, no se suele hacer lo mismo con el individuo.

En demasiadas ocasiones, cada una/o de nosotras/os, observamos como esta manipulación se ha convertido en "el pan de cada día" de la sociedad que vivimos y ninguna persona se libra de haberla ejercido o padecido a lo largo de su vida.

¿Yo padeciendo una manipulación emocional?

¿Yo ejerciendo una manipulación emocional?

Así es, cada uno de nosotros hemos ejercido o padecido algún tipo de manipulación emocional en nuestra vida.

Como pruebas de ese padecimiento tenemos las secuencias de imágenes y mensajes que nos llegan a diario desde los medios de comunicación, desde el marketing de muchas multinacionales, ciertas palabras que hemos recibido por parte de compañeros de trabajo o actitudes y palabras que hemos padecido por parte de nuestros hijos, pueden servirnos como claros ejemplos de lo que estamos hablando.



De igual manera, también formamos parte de esa otra persona que ejerce como manipulador emocional, desde el hecho de querer influir lo máximo posible en las decisiones de los demás. Es más, hay quienes sólo llegan a desear que esa otra persona tome las decisiones que al manipulador le llega a interesar.
¿No creo que yo haya sido un manipulador/a de nadie?

Déjame realizarte una sencilla pregunta, ¿en alguna ocasión has utilizado alguna de las siguientes frases?

-      "Haz lo que quieras".
-      "Si no lo haces yo tampoco".
-      "No me pasa nada".
-      "Lo que yo hice por ti y así me lo agradeces".
-      "Sin ti no soy nada".

Todas estas frases te han servido para, desde esa manipulación emocional de la que hablamos, hallas hecho que la otra persona se sienta culpable por algo que solo te ha podido interesar a ti.

Los seres humanos no tenemos en cuenta el poder que tienen las palabras que salen de nosotros, llegan a ser tan fuertes que no sólo son capaces de hacer herir a otra persona cuando las decimos, sino que además pueden quedarse para siempre, como un sentimiento, en el corazón y el alma de los demás, creando desde esa manipulación inseguridades y llegando a romper relaciones.

Sabemos que todos los seres somos autosuficientes, con grandes capacidades y cualidades cada una/o de nosotras/os, que necesitamos escuchar y ser escuchados por los demás. Tenemos que saber que la manera que tenemos de actuar desde la palabra primero y mas tarde con nuestro lenguaje corporal, definirá nuestro futuro y si herimos a la personas que hoy nos acompañan, al final se cansarán, nos evitarán y al final lograremos que se alejen definitivamente de nosotras/os.

No es cuestión de mentir o conformarte, y si de saber que cada una/o de nosotras/os somos los auténticos responsables de lo que decimos y de como lo hacemos.

¿Te fastidia que te estén manipulando?

¿Por qué te fastidia?

¿Cuánto sientes que estás siendo manipulada/o?

Deja de manipular, permítete que no te manipulen. Todas/os saldremos ganando en nuestra vida. Reflexiona sobre lo que acabas de leer y si aún no lo tienes claro pregúntate una vez más ¿Y ahora qué?

Adolfo López García

Coach&Trainer Personal y Educativo

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