martes, 26 de agosto de 2014

Compartiendo Nuestra Realidad


Erase una vez una chica joven llamada Isabel que con sólo 30 años estaba obligada a ser feliz. Si, estaba obligada a vivir en continúa felicidad. ¿Por qué?. La respuesta puede considerarse sencilla, simplemente estaba de moda.

Todo ello porque en pleno Siglo XXI todas las personas deben ser felices, pueden y deben alcanzar las metas o sueños que tengan en mente y deben solucionar cualquier problema o situación grave a la que enfrentarse. Es más, si no eres capaz de hacer todo esto y no eres feliz, eres considerada una persona de bajo nivel desde la perspectiva de la Inteligencia Emocional.

Y tienes que preguntarte ¿acaso el fin primero del ser humano no es ser feliz?. A esta pregunta te respondo que claro que si. Sí preguntas a las personas ¿qué quieres ser?, independientemente de la edad la mayoría de las personas te contestaran que desean "ser felices". Entonces ¿qué es lo que tiene de peculiar esta historia?. Pues que Isabel ve como el ser feliz se está convirtiendo en una obligación impuesta por el pensamiento de otros.


Ella está convencida que ser feliz es posible, aunque le surjan dudas en muchas circunstancias, las cuales, le pueden hacer sentir triste. Pero, claro está, esto no lo puede compartir con nadie ya que si lo hace la pueden considerar una mujer con poca Inteligencia Emocional, la cual no es capaz de controlar sus emociones.

Cuando Isabel se pregunta si verdaderamente alguien puede ser feliz o se puede obligar a ello, ella sabe que no. Pero cuando sale a la calle observa como la publicidad habla de mujeres y hombres perfectos, ropa exclusiva, cosméticos, casas, coches, vacaciones paradisiacas... Es más, si quiere tiene a su alcance todos los libros inimaginables para que le sea más fácil "ser feliz". Si vas a una librería o decides adquirirlo a través de internet, la sección de autoayuda te ofrece un abanico más amplio de libros que la sección de novelas, ciencias o incluso libros infantiles. 

De igual manera, ciertos sectores de la sociedad de este siglo, plantean la opción de "ser feliz" bajo el prisma de ser un buen estudiante, tener tu vida llena de títulos, carreras universitarias y especializaciones pueden convertirse en un factor positivo o negativo dependiendo de que el "gurú" de moda haya sido o no buen estudiante. Isabel se encuentra perdida.

Ve como los "gurús" relacionados con el "ser feliz" están de moda y ponen en auge aquello que vende porque hay personas que están deseosas de ser felices y no encuentran sus propios recursos naturales para lograr tal objetivo. Isabel observa como estos nuevos "líderes" si no tienen estudios hablan que la enseñanza no es tan importante y que lo realmente importante es "ser feliz", como si ambas cosas fueran incompatibles. Que sí sufres por cualquier motivo, todo consiste en alcanzar tu felicidad,...

Todas estas personas y sus libros hablan de la inutilidad del sufrimiento, que el hecho de dejar de sufrir es "sencillamente" una decisión, una cuestión de habilidades. Es más, si sufres eres tonta o tonto porque lo tienes todo a tu alcance, con todas las recetas mágicas que te ofrecen para dejar de sufrir el resto de tu vida.

Desde su perspectiva, Isabel es una persona que trabaja con personas, que son felices a su manera y que algunas viven sufriendo, unas porque así lo han decidido, otras porque les viene impuesto.

Ante esta realidad suya, decide estudiar y leer todo lo relacionado con la mente humana, autoayuda, alcanzar objetivos, la ley de la atracción, eliminar pensamientos negativos, etc. Es más, hasta tiene a sus "gurus" preferidos. Pero a ella siempre le acompaña su voz interior la cual le dice que algo está fallando, que algo no está bien, que hay ocasiones donde no se es feliz, donde se sufre, donde el vivir ciertas realidades no es agradable. Y escuchando su voz interior (al igual que el angelito y el diablillo), decide poner en práctica todo lo aprendido, fijarse sus propios objetivos y perseguir sus sueños. A pesar de ello no es capaz de acallar esa voz que le dice, le muestra sus emociones y pensamientos negativos.

Un día descubre que su "gurú" preferido, experto en hacerte feliz y conseguir todo aquello que te propones, no es feliz. Se informa de que toma medicación porque no es capaz de encontrar la congruencia entre lo que dice y hace. Incluso oye a quienes dicen que se puede considerar más un experto en hacer sufrir que en proporcionar esa felicidad de la que tanto habla.

Este descubrimiento hace que Isabel investigue a más "gurús" proclamados "expertos en felicidad" y descubre que muchos de ellos viven en un continuo infierno, donde no tienen alineados sus valores y dicen todo lo contrario a lo que hacen. Descubre como algunos de ellos ha llegado hasta el suicidio... ¡los expertos en felicidad también se suicidan!.

Para cuando nuestra protagonista es capaz de asimilar toda esta información habían pasado algunas semanas. Tras estos descubrimientos observó como su voz interior  se había ido reconciliando con ella. Ambas partes de su ser eran conscientes de que no se puede ser feliz por obligación, que hay espacio para el dolor, para el sufrimiento. Que esa promesa de felicidad constante nunca se cumple. Que existen momentos para ser muy feliz, momentos para disfrutar con familia y amigos, de tus seres más queridos, de una buena lectura o un agradable viaje... Y que también existen momentos donde el dolor, la muerte de una persona cercana, la necesidad de algo que no tienes, de traición, de engaño se hacen presentes en tu vida.

Piensa que tal vez la vida es eso, felicidad y sufrimiento. Y cuando Isabel aceptó que no existe manera de escapar de convivir con ambas situaciones, que se puede crecer de igual manera desde la felicidad o el sufrimiento y que ambas forman parte de la existencia de todo ser vivo, esa voz se convirtió en una gran aliada.

Hoy en día, sigue viendo a su alrededor constantes mensajes sobre la felicidad. Observa como continúan apareciendo "gurús" que prometen enseñar la fórmula infalible para que todos nos sintamos felices a la vez que se enriquecen con la esperanza de miles de personas. Ve como la autoayuda se ha convertido en un gran negocio. Un negocio donde, en demasiadas ocasiones, se disfrazan las verdaderas intenciones y verdades de cada ser con el fin de ser controladas por el poder, en otros casos por el poder que otorga el dinero. Comprueba con pena como la autoayuda se ha convertido en un gran negocio para muchos.

Isabel, desde su manera de entender la realidad, comenzó a hacer y decir lo que verdaderamente estaba acorde con sus valores, con sus inquietudes, con sus sueños. Comenzó a contar su realidad, la que ve, desde una Educación en Valores para que de esta manera todo aquella persona que lo desee puedan vivir su propia realidad conforme a como decidan hacerlo.

Se convirtió en un trabajo constante, insistente en ocasiones, sin hacer mucho "ruido"... Mientras tanto veía como los mensajeros de felicidad y éxito continuaban su expansión comercial.

Ahora contempla con orgullo, como día a día, ella se permite vivir la vida tal y como es en realidad.

Y tú... ¿te atreves a vivir tu vida desde la realidad, el sentido común y los valores?. 

La verdad es que esa felicidad de la que se habla sólo depende de una persona... de ti. 

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