viernes, 27 de junio de 2014

La Coherencia

Hace unos días tuve la fortuna de asistir, en compañía de otros compañeros, a una ponencia con el fin de encontrar, localizar y modelar para mi negocio nuevos conocimientos, herramientas y técnicas a la hora de poder vender más y mejor.
Siendo coherente con mis pensamientos en ese momento, realmente fui a visualizar las personas que hoy en día están interesadas por temas como el que se iba a plantear y sobre el que se iba a "trabajar".
Dado que uno de los valores que marcan mi propia personalidad radica en la coherencia, el ver como este valor formaba parte del inicio de dicha ponencia me alegró y me reafirmó al saber que el temario iba a resultar de mi interés y, que el hecho de destinar tres horas y media de mi vida a escucharla, iba a ser tiempo bien empleado.
Si vamos y consultamos la definición de coherencia en el diccionario, vemos como se define con tres simples palabras: conexión, relación o unión. 
Si dirigimos nuestro interés a conocer la definición de coherencia como valor en el ser humano, nos indica que es el valor que nos hace ser personas que actúan siempre de acuerdo a sus principios, bien sean familiares, sociales y religiosos, los cuales se aprenden a lo largo de la vida de cada persona.
Desde estas definiciones, si el ponente en cuestión coloca como ejemplo a la hora de explicar el sentido de la coherencia a un personaje de la historia reciente de la Humanidad como fue Adolf Hitler, desde mi entender, la coherencia en la ponencia se pierde.
Decir que Adolf Hitler fue coherente a la hora de actuar con sus principios, es una manera fácil y bastante vulgar de definir el verdadero sentido de la propia definición como palabra, y, muy alejada también de su definición como valor. Este criminal no fue coherente, por la sencilla razón de saber que la coherencia se basa en la unión, en las relaciones sociales, en la familia, en el trato desde el sentido común con otros seres humanos. La coherencia es decir y hacer lo mismo, es verdad, pero también es cierto que adquiere su sentido y valor si se dice y hace desde el corazón.
Fuera de esto, más bien puede sonar como un mal chiste o como una manera, nada agraciada, de acercarse a la inteligencia de ciertas personas.
Pensaba que el ser humano estaba creciendo en inteligencia, pero a día de hoy, aún observo con pesar, como se siguen utilizando personajes que deberían haber quedado en el más profundo de los olvidos, como ejemplos de valores humanos, los cuales, hoy en día, esta sociedad, en muchos casos, se encuentran perdidos en su día a día.
La coherencia, como palabra y valor, es mucho más y como tal debemos saber cuidarla, mimarla y hacerla crecer en todos nosotros.

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