sábado, 3 de mayo de 2014

¿Bajo el peso de mi culpabilidad?


Me cuentan que la actual psiquiatría empieza a moverse en la idea de que son nuestros pensamientos los que generan nuestros sentimientos. Yo me pregunto: ¿Con qué fin? 


Si estudiamos un poco, averiguamos que nuestro sistema límbico recibe la información antes que nuestra corteza frontal, con lo cual es justo al contrario: sentimos antes de pensar, pero esto ocurre en tan corto espacio de tiempo (apenas milisegundos), que no podemos distinguirlo racionalmente.

¿Qué interés existe en hacernos creer entonces lo contrario? ¿Qué puede provocarnos esto?

Si creemos que nuestros sentimientos vienen como consecuencia de nuestra secuencia de pensamientos, y nos dicen también que somos dueños de lo que pensamos, nos hacen directamente responsables de sentir lo que sentimos, más allá de los estímulos recibidos. Esto provoca culpabilidad, el mismo tipo de sentimiento de culpa que hace unas décadas nos generaba el concepto de pecado.

En una sociedad sometida a continuos estímulos, estudiados a fondo para provocar en nosotros la reacción adecuada, es maquiavélico hacernos creer que tenemos la simple alternativa de pensar distinto. Podemos sentirnos culpables e indefensos porque nuestros pensamientos nos lleven a supuestos "desórdenes", cuando en realidad esta reacción está dirigida para que ese sea precisamente el resultado.


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