Leyendo un cuento en el que una profesora
pregunta en su clase de niños de cinco años quién era Dios, se me viene a la
cabeza la siguiente reflexión que comparto:
Hoy en día hemos un inventado un Dios según
nuestras necesidades, comodidades y creencias. Un Dios para cada una de las
situaciones que vivimos y por supuesto, que no nos pidan sacrificios; por eso
hemos creado muchos dioses, y a la pregunta real de quien es Dios nos quedamos
pensado sin saber contestar (no vale la respuesta del catecismo) pues realmente
hemos convertido a Dios en varios dioses que vienen y se van dependiendo de las
circunstancias en que nos encontremos.
Me explico: para unos Dios es analgésico, pues
sólo nos acordamos de Él cuando tenemos alguna enfermedad, cuando nos duele
algo, pasamos un mal momento… Eso sí, en cuanto pasa el bache médico nos
olvidamos de Él.
Hay personas para las cuales Dios es adicción, éxtasis, el dios de las drogas, del alcohol, del juego. A este se
le adora cuando nos centramos en nosotros mismos para evadirnos de la realidad.
También está el Dios del supermercado, el Dios buffet cuando elegimos a la
carta. “Yo soy católico pero no creo en
la iglesia” “Yo practico pero no voy a misa”, “soy católico pero no me
confieso”…
Ahora en esta época hemos acuñado un nuevo
Dios. El Dios del horóscopo, un Dios cósmico, del tarot, de la luna y de las
estrellas, del subconsciente. Nos
empeñamos en conocer nuestro futuro. El Dios de la Nueva Era.
El más común hoy en día es el Dios light. En su reinado no existe el
pecado… son sólo errores. Ya no hay mandamientos ni sacrificios. Todo depende (de si nos viene bien a nosotros
claro). Nos encanta la tolerancia. Negamos el aborto pero depende en qué casos
lo toleramos.
Cuando hacemos las cosas por obligación,
tenemos una lista de deberes del cristiano que llevamos a cabo para cumplir con
la religión más no la sentimos creamos al Dios
mendigo, un Dios al que le damos lo que nos sobra. Organizamos nuestro día
y el ratito que nos sobra, si nos sobra alguno, se lo dedicamos a Dios.
De pequeños nos enseñan al Dios cruel, que no es otro que el que
está esperando que hagamos algo mal para castigarnos, reprimirnos. Todos los dolores y castigos vienen de este
Dios. Pero si eso es así, ¿por qué Hitler hizo lo que hizo y no se le castigó?
Conocemos también al Dios Amor, que es aquel que nos quiere, nos mima, nos ayuda, nos
socorre, nos ama, nos da libertad para obrar…
Y con todo esto yo te pregunto:
¿Quién es Dios?
Ana Carrillo
Coaching Religioso
No hay comentarios:
Publicar un comentario